domingo, 25 de febrero de 2018

II - 1.- Los nuevos inventos

CAPÍTULO II

LA ERA DE LOS DESCUBRIMIENTOS TÉCNICOS



II.1.1 Las armas de guerra se volvieron más penetrantes al principio de la Edad Moderna por las luchas dinásticas entre gobernantes que buscaban consolidar o aumentar sus territorios. Aunque los reyes todavía dependían de los nobles para formar ejércitos y mandarlos al campo de batalla, al final del período medieval el campo de batalla sufrió enormes transformaciones. Inventada en China, la pólvora (gun powder en inglés) fue traída a Europa en el siglo XIII por los árabes. La pólvora cambió la guerra desde “principalmente un cuestión de violencia” entre señores y vasallos a luchas, a veces masivas, entre rivales dinásticos. Usada en una batalla por primera vez en Europa a principios del siglo XIV, la pólvora podía propeler flechas y, cada vez más, balas de plomo. La pólvora se convirtió en propelente explosivo de rifles y mosquetes, que podían ser estandarizados en el calibre, para los que los relojeros producían cerraduras de resorte que funcionaban como mecanismos de disparo o percutor.
II.1.2 Reemplazando gradualmente la lanza, la espada, la ballesta y el arco en la batalla, el rifle erosionó el papel del noble como un guerrero privilegiado desde el momento de que los caballeros metidos en sus pesadas armaduras podían ser ahora desalojados de su caballo por un hombre armado a pie y, una vez allí, capturados o muertos. Y un rifle, aunque algo caro de comprar, una vez desembolsado su importe y adquirido, era muy barato de mantener. El rifle redujo el papel de la caballería en la batalla. Los caballeros ahora portaban piezas de armadura ligera y, a pesar de que debían llevar una lanza ligera, también portaban armas de fuego cortas. Sin embargo, los lanceros a caballo continuaron siendo esenciales en cualquier ejército: sus lanzas de unos cuatro metros de longitud estaban hechas de un gran palo recto de madera dura con una punta revestida de acero agudizado. Un furioso ataque de lanceros a caballo podía desorganizar las filas de infantería armada con rifles, ya que estos debían cargar de nuevo sus armas de fuego una vez disparadas. La alabarda eran un arma un poco más compleja: era una lanza con una moharra con una cuchilla transversal, aguda por un lado y en forma de media luna por el otro.
II.1.3 Otra innovación bélica también derivada de la pólvora fue la artillería, cuyos proyectiles podían herir o matar a muchos combatientes a la vez. En la Batalla de Novara (1513) en el norte de Italia, donde los soldados suizos derrotaron a un ejército francés, la artillería mató a 700 hombres en tres minutos. Los bombardeos mortales tenían un devastador efecto sobre la moral de los soldados enemigos. Las batallas navales ganaron en fiereza a medida que los cañones reemplazaron a los arietes navales. Las elegantes galeras que corrían a lo largo de la costa mediterránea durante los cálidos meses del Mediterráneo dieron paso a naves lo bastante grandes como para transportar cañones pesados. La amenaza de la artillería enemiga obligó a la construcción de fortificaciones masivas alrededor de las ciudades, lo que dejó la defensa con una sólida ventaja. Los asedios duraban más que antes. Los ejércitos victoriosos, frustrados por los largos asedios, a veces masacraban a la población superviviente. Sin embargo, con el paso del tiempo y conforme la artillería fue ganando potencia y calibre, los muros y murallasd dejaron de ser efectivas. Por otra parte, las murallas constreñían a las ciudades. Con el aumento de población empezaron a construirse barrios extramuros y que por ello, dejaban de estar protegidos. Las murallas dejaron de ser cuidadas y fueron abandonadas. Con el paso del tiempo desaparecieron. Solo quedan algunos ciudades con murallas (Ávila) o con restos y puertas (Valencia tiene dos puertas de su antigua muralla, la de Cuarte y la de Serranos). También quedó una expresión, “quedarse a la luna de Valencia”, cuyo significado más probable es “llegar tarde y quedarse a dormir al raso porque las puertas de la ciudad ya están cerradas”. De este modo el invento de la pólvora hizo mucho por dejar atrás la Edad Media e inaugurar la Edad Moderna.
II.1.4 Aunque las fronteras de las guarniciones, las unidades de artillería y los guardas que protegían al rey eran los únicos ejércitos verdaderos, su tamaño aumentó durante las guerras de finales del XIV y principios del XV. Durante la Guerra de los Cien Años (1337 – 1453), en las principales batallas habían entre 7 y 15 mil soldados en cada parte. Durante las batallas los Habsburgos austríacos y la dinastía francesa de Valois en la península itálica en los siglos XV y XVI, ambos ejércitos alcanzaban el tamaño de 25.000 hombres. Algunos nobles aún tenían ejércitos propios pero estaban integrados en los ejércitos de su rey como comandantes.
II.1.5 Los mercenarios reemplazaron a los soldados de leva medievales. Recibían pagas irregulares y modestas, pero esperaban recibir raciones de comida aceptables y la oportunidad de saquear las ciudades que conquistaban. Con estas condiciones, parece que desertaban menos que los soldados reclutados entre la población civil. Los campesinos constituían más de tres cuartas partes de los ejércitos. Los criminales también eran reclutados en los ejércitos, siendo este el precio para escapar de su prisión o de la muerte, pero debían llevar una letra grabada en su ropa (en Francia llevaban la letra “V” por la palabra francesa voleur, que significa ladrón).
II.1.6 Las condiciones del servicio militar eran muy malas, al menos al principio. Además de la casi adecuada alimentación y alojamiento, las infracciones de las reglas eran tratadas con dureza, incluyendo el infame y con frecuencia fatal “correr el guante”, en la que el soldado castigado debía pasar a través de un pasillo con los soldados alineados a ambos lados, dispensando golpes con palos y espadas. Los oficiales dispensaban justicia sin juicio o apelación, y las sentencias eran ejecutadas inmediatamente. Las cabezas de los desertores y otros incumplidores de la disciplina militar eran empaladas a la entrada del campamento militar para enviar un claro mensaje.
II.1.7 Excepto los guardias reales, las unidades de artillería y otras fuerzas especializadas, los uniformes eran raros en todos los ejércitos, aunque la mayoría de los soldados llevaban algún tipo de identificación como un brazalete o una túnica con un símbolo nacional o regional, como la cruz roja inglesa, la cruz de Lorena y el león de Lyon.
II.1.8 Las epidemias y las enfermedades – disentería y tifoidea, entre otras – mataban muchos más soldados que las heridas causadas en las batallas. Pero los heridos a menudo morían por el tratamiento inadecuado que recibían.

jueves, 22 de febrero de 2018

1 - 14.- Desarrollando estructuras estatales

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



I.14.1 El aumento en el número de oficiales reales ayudó a los gobernantes a consolidar su poder efectivo. Los gobernantes siempre habían tenido algún tipo de consejo asesor, pero la importancia de sus consejeros creció en los siglos XIV y XV. Cancillerías, tesorerías y cortes de la ley representaban un primer paso de la burocratización. Sirviendo como oficiales reales, varios hombres talentosos de origen humilde empezaron a alcanzar posiciones de influencia dentro de algunos estados. Serían los primeros casos de meritocracia de la Baja Edad Media.
I.14.2 Los gobernantes todavía ganaban ingresos de sus propias propiedades. Pero los ingresos de su estado provenían de los impuestos, la venta de puestos oficiales (puestos al servicio del monarca que eran tan prestigiosos como lucrativos), bonos del gobierno y la confiscación de las tierras de los nobles recalcitrantes. Al igual que otros gobernantes, los papas también centralizaron la administración y las finanzas y vendieron puestos. Los gobernantes crearon impuestos sobre la sal, el vino y otros bienes, impuestos sobre los cuales los nobles estaban generalmente exentos. Los estados en el siglo XVI comenzaron a convertirse gradualmente en los grandes recolectores y distribuidores de ingresos. Más aún, el aumento gradual de la deuda pública fue otra señal del aumento de la autoridad de los monarcas. La dependencia real de los préstamos de los mercaderes-banqueros y cambistas enriqueció a los últimos, proporcionándoles más capital para sus proyectos. Los gobernantes, rodeados de consejeros y cortesanos, vivían en una gran época. Conforme conseguían aumentar y consolidar su autoridad, los tronos se fueron convirtiendo en autoritarios. Debido a que en aquella época los ricos y poderosos podían morir jóvenes, estos arreglos sucesorios, que variaron de una parte a otra de Europa, eran de considerable importancia.
I.14.3 Con el fortalecimiento de los estados en el siglo XV, lo cual implicaba la pérdida del derecho de los nobles a tener un ejército, estos empezaron a depender cada vez más de los monarcas para la sanción de su poder y honor. Muchos de ellos se trasladaron a vivir a la corte real y empezaron a servir como oficiales reales. La venta de los oficios reales, sobre todo en España y Francia, reforzó la lealtad al trono. Las cortes reales adjudicaban las propiedades en disputa, erosionando la jurisdicción de los nobles y favoreciendo la jurisdicción real, aunque en Francia y gran parte de las tierras alemanas los nobles retuvieron derechos de justicia sobre los campesinos.
I.14.4 En el siglo XV, aumentó y se consolidó la diplomacia. Las ciudades-estado italianas fueron las primeras en intercambiar embajadores permanentes. En la mitad del siglo, Florencia, Milán, Venecia y el Reino de Nápoles rutinariamente intercambiaban embajadores, que proporcionaban noticias y otras informaciones, mientras representaban los intereses de otros estados.
I.14.5 Sin embargo, los gobernantes aún tenían límites a su autoridad. Hemos visto que los privilegios de las ciudades, establecidos mediante la compra de cartas reales de inmunidad financiera, moderaron el poder real. Algunas regiones (como por ejemplo, Navarra en España), nominalmente incorporadas al reino, mantuvieron su autonomía a través de instituciones representativas. La distancia y los impedimentos físicos, como montañas y llanuras inmensas también impidieron la extensión efectiva de la autoridad real.
I.14.6 Incluso más importante era la tradición de que las asambleas de personajes notables tuvieran derechos, incluido el de ser consultados, como el caso de Inglaterra citado anteriormente. En el siglo XIII, los gobernantes convocaron asambleas de notables para explicarles sus políticas y pedirles ayuda. Debido a que dependían de aquellos a quienes reunían para pedirles asistencia militar cuando la necesitaban, también debían escuchar sus quejas. A partir de lo anterior, los parlamentos, asambleas, dietas y estados se desarrollaron, representando (según los lugares) a los nobles, clérigos, ciudades y, en varios casos, plebeyos.
I.14.7 Al principio del siglo XVI, un exiliado italiano le dijo al rey de Francia lo que necesitaba el monarca para atacar al ducado de Milán: “Tres cosas son necesarias: dinero, más dinero y aún más dinero”. Los tres estados más poderosos – Francia, la Austria de los Habsburgos y España – podían organizar ejércitos considerables con relativa facilidad. Pero para pagar los elevados gastos bélicos, se vieron forzados a admitir cada vez más dinero prestado de las familias más ricas. Los gobernantes, que también usaron subsidios de poderes amigos, impusieron impuestos especiales y préstamos forzosos y vendieron oficios. La inflación del siglo XVI hizo la guerra más costosa.
I.14.8 Las contribuciones reales para financiar la guerra mediante impuestos directos tan solo podían imponerse con el consentimiento de los gravados, excepto los campesinos, que tenían derechos limitados. El diálogo entre gobernantes y asambleas, y la fuerza y la debilidad de dichos cuerpos representativos, con el paso de los siglos definiría la aparición y la naturaleza de modernos gobiernos en los estados europeos.
I.14.9 Los príncipes de los estados alemanes pidieron a las asambleas de nobles el derecho a exigir impuestos. En Polonia-Lituania y en Hungría, las asambleas de nobles eran más importantes que la autoridad real. En Bohemia, los derechos de las ciudades equilibran parcialmente las prerrogativas de los nobles. Los gobernantes podían suspender las decisiones de aquellos cuerpos “soberanos”, aunque esas asambleas no podían ser completamente ignoradas porque los gobernantes necesitaban su apoyo, o al menos su conformidad, particularmente en los tiempos de guerra.
I.14.10 Las prerrogativas de los nobles y los altos eclesiásticos también dificultaron la autoridad real. Todos ellos se resistieron a pagar los impuestos reales, que recayeron sobre los pobres – la vasta mayoría de la población – a los que nadie representaba. Los nobles, aún después de su consentimiento, todavía tenían que ser convencidos o coaccionados para proporcionar ejércitos. Los reyes se convirtieron, al menos en principio, y con la instauración de la clase profesional de los jueces civiles, en jueces supremos (aunque no para los clérigos, que como eclesiásticos, eran generalmente juzgados en los tribunales de la Iglesia).
I.14.11 Las luchas entre los gobernantes y los papas empezaron al final del siglo XII, cuando los papas y los emperadores germánicos empezaron a pelear por la primacía. Durante la “querella de las investiduras”, que empezó en 1060, los papas disputaron el derecho de los gobernantes laicos a nombrar obispos e investirlos con signos de autoridad espiritual, normalmente un bastón y un anillo. La disputa terminó en 1122, cuando el emperador Enrique V renunció a la pretensión imperial de poder investir a los obispos con autoridad espiritual, y el papa reconoció el derecho del emperador a dar feudos a los obispos una vez que fueron consagrados. Los clérigos generalmente mostraban obediencia tanto al poder secular tanto como al eclesiástico. Más aún, los gobernantes al final de la Edad Media consolidaron su poder cuando los papas garantizaron a los gobernantes de Francia, España y Alemania (emperador), ciertos derechos sobre los clérigos, incluido el de nombrar obispos.
I.14.12 Resumiendo, el final de la Edad Media y el principio de la Edad Moderna marca el inicio de un reforzamiento del poder real, pero que aún está constreñido por varias circunstancias, como son:

  1. Las guerras se convierten en el medio para construir el poder estatal de los reyes. Las dificultades económicas para conseguir soldados, muchos de ellos mercenarios, obliga a aumentar los impuestos (al menos a intentarlo), pero sobre todo, a pedir dinero prestado a los prestamistas.
  2. La petición de aumento de los impuestos debe ser ratificada y aprobada por las asambleas en las que están representadas la burguesía (las ciudades), el clero y la nobleza. En dichas asambleas no están representados los campesinos, que son unas tres cuartas partes de la sociedad.
  3.  Una forma alternativa, a veces la única, de los monarcas de obtener dinero para financiar sus guerras es la venta de puestos en la administración, que daban poder real y efectivo a quienes lo detentaban. Se produjo un aumento de las cortes reales y de los puestos burocráticos. Inicio de la diplomacia, en ocasiones permanente.
  4. El poder real también está limitado por el de las ciudades. Los monarcas también obtienen dinero mediante la venta de cartas reales a las ciudades.
  5. Hay una fuerte lucha entre el Papado y la monarquía por el poder.

miércoles, 21 de febrero de 2018

I - 13.- La aparición de los estados soberanos

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



I.13.1 Aunque el término “estado” todavía no se usaba para denotar una entidad política, alrededor del 1500 los mayores reinos estaban adquiriendo algunas de las características que hoy atribuimos a un estado. Durante el siglo XV, Francia, España e Inglaterra evolucionaron a “nuevas monarquías”. Lo que era nuevo de ellos era que su crecimiento empezó en la baja Edad Media. Mientras las monarquías crecieron fuertes en la Europa occidental, se desarrollaron débiles en Europa oriental durante la Baja Edad Media. Las luchas por el poder, las guerras civiles y el creciente poder de los señores dificultaron la aparición de estados fuertes hasta al menos el siglo XVI, pero en Europa occidental ocurrió lo contrario.
I.13.2 Los estados soberanos aparecieron en Europa occidental durante el período medieval conforme los gobernantes consiguieron mayor poder y autoridad. Podemos estar seguros que esos estados no eran “naciones-estado” en el sentido moderno de la palabra, es decir, que sus habitantes se sienten como parte de él, como por ejemplo, españoles, franceses o italianos. Estos estados nacionales, definidos por los lazos étnicos y culturales y las tradiciones lingüísticas, se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XVIII y, especialmente, en el siglo XIX. Los gobernantes medievales gobernaban una compleja mescolanza de territorios, ciudades semiindependientes, vasallas feudales e instituciones corporativas como los gremios, que eran en gran parte independientes del poder real, intercambiando privilegios personales y corporativos.
I.13.3 En los pueblos germánicos la aparición de las monarquías hereditarias acaba con la tradición secular de la monarquía electiva, donde el rey era un primus inter pares (primero entre iguales). El rey era elegido entre los jefes de familia y era, ante todo, un jefe militar cuyo cargo no era vitalicio. Esta última condición era debido a la primera: como el rey germánico era elegido, entre otras razones, por su arrojo y valentía, lideraba las guerras, y por este motivo debía ir al frente de sus guerreros. Cuando se hacía viejo, si no moría antes, debía ser apartado del cargo para nombrar a otro guerrero como su sustituto. Cuando acaba el Imperio Romano de Occidente y se va produciendo una lenta cristianización de los pueblos germánicos, el rey se va convirtiendo en una especie de enviado del Dios cristiano para su pueblo (por la gracia de Dios). Este argumento da pie a la aparición de las monarquías hereditarias. Esta conversión del primer tipo de monarquía en la segunda debía ser avalada por la Iglesia católica, como así sucedió.
I.13.4 Entre los siglos X y XI, los reinos de Francia, Inglaterra y España se convirtieron en estados soberanos y sus gobernantes consolidaron sus territorios estableciendo su primacía sobre sus oponentes. Estos gobernantes promulgaban leyes e impusieron una unidad administrativa hasta un grado sin precedentes. Impusieron su autoridad, pero no su dominio, sobre los nobles de los territorios que reclamaban. La autoridad real afectaba directamente a más vidas que nunca antes. Los monarcas podían montar y mandar ejércitos, imprimir dinero, imponer impuestos, convocar consejeros y nombrar oficiales para representarles y hacer cumplir su voluntad.
I.13.5 Los reyes franceses, cuyos territorios solo apenas abarcaban unos pocos cientos de millas alrededor de París, tenían poco poder durante la Edad Media. Hasta la mitad del siglo XV, los reyes de Inglaterra poseían Normandía, Bretaña, Maine, Anjou y Aquitania, y los Condes de Flandes tierras muy fértiles en lo que hoy es el norte de Francia y el sur de Bélgica. Durante la Guerra de los Cien Años (1337 – 1453), los reyes franceses consiguieron los fondos y soldados suficientes como para expulsar a los ingleses de Francia (con la excepción de Calais, un puerto en el Canal de la Mancha). Durante la segunda mitad del siglo XV, los reyes franceses terminaron de facto con la independencia de lo que eran técnicamente los dominios de sus vasallos nobles. En 1482, Francia absorbió Borgoña, cuyos poderosos duques eran familiares de los reyes, y una década más tarde, el regente de Carlos VIII (que gobernó desde 1483 hasta 1498) invadió Bretaña añadiéndola a la Corona. A través de los matrimonios y la guerra, los monarcas franceses establecieron los cimientos de una monarquía más poderosa y centralizada.
I.13.6 También Inglaterra surgió en la escena europea como un estado más fuerte durante la Baja Edad Media, pero con importantes diferencias con sus contrapartes europeas. Los vasallos del Rey Juan (gobernó de 1199 al 1216) y el pueblo de Londres se rebeló contra el aumento de la presión fiscal que impuso para financiar su intento de recuperar los territorios continentales perdidos frente a Francia. En 1215 el Rey fue obligado a firmar la Carta Magna, la “Gran Carta de las Libertades”. Juan se mostró de acuerdo con imponer mayores impuestos solo con el permiso de un “gran consejo” que representaba a los barones y de no contratar mercenarios cuando ellos se negaran a luchar con su rey. Más tarde el Rey Eduardo I (gobernó desde 1272 – 1307) convocó a los barones, obispos y representantes de las principales ciudades del país con la esperanza de obtener su aprobación para recaudar fondos para iniciar otra guerra contra el rey de Francia. De este “parlamento” viene la tradición en Inglaterra de consultar con los principales líderes políticos y el origen del gobierno constitucional inglés que limita la autoridad real. La división del Parlamento en dos casas, la de los Lores y la de los Comunes, es decir, la de la aristocracia inglesa la primera, y la de los representantes de las ciudades la segunda, se produjo durante el reinado de Eduardo III (gobernó 1327 – 1377). El papel del Parlamento como una institución representativa aumentaba cuando el rey quería imponer nuevos impuestos o aumentar los ya existentes para declarar la guerra a una nación, como ocurrió contra Francia en la Guerra de los Cien Años. En este caso el Parlamento inglés dio su visto bueno.
13.7 En la Europa Central, el Sacro Imperio Romano Germánico no era realmente un estado soberano. Duró desde el año 962, año en que los nobles alemanes eligieron a un gobernante. Hacia el final del siglo XIII se estableció el principio de que el emperador debía ser elegido y no designado por herencia. Considerándose ellos mismos como sucesores del Imperio Romano, los emperadores también se vieron en la obligación de proteger al Papado y toda la Cristiandad. Esto involucró a los emperadores en el avispero de la política italiana.
13.8 El Imperio comprendía alrededor de 300 estados semiautónomos, que iban desde grandes territorios a una multitud de estados más pequeños y ciudades libres que hacían su propia política exterior y entablaban guerras. El emperador, elegido por siete príncipes, no podía consolidar su autoridad, aumentar o imponer nuevos impuestos, crear ejércitos o hacer cumplir su autoridad fuera de sus propias propiedades hereditarias.
13.9 La familia austriaca de los Habsburgos, cuyo origen está en la Alemania alpina, hoy Suiza germánica, la casa gobernante, extendió sus territorios en los siglos XIV y XV entre el río Danubio, el Mar Adriático y los montes Cárpatos. Entre 1438, año en que el primer Habsburgo (Alberto II de Habsburgo) fue coronado emperador romano, hasta 1740 (cuando la línea masculina se extinguió), solo los Habsburgos ostentaron la corona de emperador del Imperio. Los estados más pequeños, como los trece cantones suizos, pelearon por mantener su autonomía contra el poder creciente de esta familia.

lunes, 5 de febrero de 2018

I - 12.- Las libertades municipales

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



12.1 En la Europa feudal las ciudades eran zonas de libertad porque sus residentes, en la mayoría de los casos, no estaban sujetos a obligaciones con ningún señor. Un dicho de entonces asegura que “el aire de las ciudades le hace a uno libre”. Ningún habitante de las ciudades en la Europa occidental puede ser un siervo. Sin embargo, la cosa no era tan sencilla como emigrar a una ciudad. La libertad debía obtenerse de un señor. Los oligarcas urbanos defendían celosamente su independencia municipal contra los nobles y gobernantes, siempre ansiosos de obtener ingresos y consolidación política. En algunos casos los gobernantes buscaban alianzas con las ciudades contra los nobles. Las ciudades incluso prestaban dinero a los reyes en contra de sus vasallos (los nobles) recalcitrantes u otros gobernantes, incluidos los papas. Allá donde los gobernantes territoriales eran débiles, como en los estados alemanes e italianos, las ciudades obtuvieron el mayor grado de libertad. Las ciudades se desarrollaron más lentamente en aquellas regiones en las que los gobernantes y nobles eran más fuertes.
12.2 Las tradiciones de las libertades municipales dejaron una herencia significativa en la Europa occidental, en última instancia dando forma a la aparición de formas constitucionales de gobierno. Mientras que las relaciones sociales en el campo se definían en gran parte por las obligaciones personales, en las ciudades se definían por los derechos colectivos defendidos por los gremios (10.7) y otras asociaciones. En Inglaterra, el norte de Francia, los Países Bajos, Flandes y Suiza, las confraternidades urbanas medievales luchaban por mantener su independencia de los gobernantes y los nobles rurales. A falta de la infraestructura de asociación de muchas ciudades de Europa occidental, las ciudades de Europa oriental no pudieron contener el poder creciente de los nobles y, en el caso de Rusia, los zares. A medida que el Estado moscovita expandía su autoridad, los zares actuaron en contra de las pretensiones urbanas. La mayoría de las ciudades del este no disfrutaban de ninguna de las clases especiales de derecho que también caracterizaban a las ciudades de Occidente. Los gobernantes rusos consideraban a las ciudades como de su propiedad personal, y los gobernantes rusos exigían el servicio y la lealtad de sus ciudadanos.

I - 11.- El crecimiento de las ciudades

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



11.1 Durante los siglos XII y XIII, las ciudades europeas crecieron tanto en número como en tamaño, reflejando con ello el crecimiento económico como un aumento de la seguridad. Las ciudades eran la sede de muchas instituciones (también de las municipales), hospitales y asociaciones fraternales, entre las que estaban las confraternidades religiosas y los gremios (explicados sucintamente en 10.7) . Los edificios municipales y las iglesias eran las piedras angulares de las ciudades medievales. Además de los burgueses (el significado inicial era “los habitantes de los burgos o barrios nuevos de las ciudades”), muchas ciudades tenían un número relativamente grande de clérigos viviendo dentro de sus murallas, bien atendiendo a las necesidades religiosas de la población, bien viviendo retirados del mundo en monasterios y conventos y dedicados a la oración. Algunas ciudades europeas acaban en burgo, como Burgos, Friburgo, Hamburgo, Luxemburgo, Gotemburgo, Wurzburgo, Edimburgo, Oldemburgo, Oremburgo, Magdeburgo, Ausburgo, San Petersburgo, Cherburgo, Ekaterimburgo y Duisburgo.
11.2 Muchas de las principales ciudades europeas fueron fundadas antes de 1300. En Polonia, alrededor de 200 nuevas ciudades fueron creadas entre 1450 y 1550, añadidas a las 450 aproximadamente que ya existían. El norte de Italia y los Países Bajos poseían las redes de ciudades más densas del continente. Pero los habitantes de las ciudades siguen siendo una minoría relativamente pequeña de la población, no más de un 15%. En 1500, no más del 6% de los europeos vivían en ciudades de más 10.000 habitantes. En los estados alemanes, alrededor de 200 de 3.000 ciudades tenían más de 10.000 residentes. Solo Constantinopla, Nápoles, Milán, París y Venecia tenían más de 100.000 habitantes.
11.3 En Italia, Venecia, Florencia, Génova, Milán y Pisa se convirtieron en ciudades-estado independientes alrededor del 1100, estableciendo el control sobre las ciudades y pueblos más pequeños de su entorno. El declive del Imperio Bizantino y la incapacidad del Sacro Imperio Romano Germánico para establecer su autoridad en Italia impidieron la formación de estados territoriales más grandes. La prosperidad de las ciudades-estado impidió la formación de un único estado, o incluso la de dos o tres grandes. Libres de los señores feudales, el dinamismo de estas ciudades-estado sirvió de base del Renacimiento Italiano. Los mercaderes genoveses y venecianos enviaron barcos que contenían mercancías a y desde el Levante, y a lo largo de las rutas hasta el Asia central, la India y China (tal como refleja el relato del comerciante y aventurero Marco Polo de su largo viaje de 1275 a 1292).
11.4 En el norte de Europa, el crecimiento de las ciudades también estuvo ligado a la expansión del comercio a larga distancia. En el norte de Alemania, las ciudades comerciales independientes se enriquecieron gracias al comercio de cereales en el mar Báltico, y también los terratenientes polacos, húngaros y bohemios, todos ellos enviando su producto a Holanda y otros países de Europa occidental. Lübeck y Hamburgo fueron dos ejemplos de estas ciudades del norte germánico, que junto con otras de otros países formaron la Liga Hanseática. Al principio nació una liga de estas ciudades para defenderse de los asaltantes de camino y los piratas del mar. Estas ciudades empezaron a prosperar en la segunda mitad del siglo XII estableciendo redes de comercio que llegaban desde Londres hasta Novgorod en el noroeste de Rusia. El puerto báltico polaco de Gdansk tenía su propia moneda, flota, ejército y diplomáticos. Del mismo modo, las ciudades del sur de Alemania formaron sus propias ligas para resistir a los señores feudales y proteger las rutas de comercio. Las ferias que se celebraban fuera de la feria de Champagne en el norte de Francia, así como las de Lyon y Beaucaire bastante al sur del río Ródano servían como puntos de enlace comercial entre el norte de Europa y los comerciantes mediterráneos. La función mercantil de estas ciudades hizo crecer su población. Los propietarios de tierras en las regiones de agricultura para el mercado vendían sus productos en las ciudades, gran parte de los cuales iban a la exportación.
11.5 La Europa medieval creó grandes centros urbanos de aprendizaje como París, dedicado a la teología; Montpelier dedicado a la medicina; y Bolonia al derecho romano. Las universidades de Oxford y Cambridge se fundaron en el siglo XIII. Las universidades de entonces no funcionaban como las de hoy ni tenían las mismas funciones. El término se refería, más bien, a un cuerpo corporativamente organizado de estudiantes y maestros de una ciudad. Hacia el 1500, docenas de ciudades tenían sus propias universidades. Y por ello, el alfabetismo (limitado hasta entonces a un pequeñísimo número de personas) creció más rápidamente en las ciudades que en el campo. Este proceso se vio agudizado cuando la educación pasó de los monasterios rurales a las iglesias de las ciudades y a las escuelas básicas.
11.6 Las ciudades eran gobernadas por oligarquías tiránicas de mercaderes ricos, los maestros de los gremios y los propietarios urbanos (en las ciudades urbanas los nobles formaban parte de esas oligarquías). A pesar de que muchos agricultores cultivaban los campos sitos fuera de las murallas de las ciudades y volvían al ocaso adentro de ellas tras las murallas, cada vez era más evidente que estos dos mundos se estaban diferenciando cada vez más.

domingo, 4 de febrero de 2018

I - 10 Expansión de la economía tardomedieval

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA




10.1 Una de las marcas distintivas de la sociedad tardomedieval fue la clara expansión del comercio y de la manufactura que empezó en el siglo XI. Durante los siglos XII y XIII, los comerciantes aumentaron la cantidad de productos transportados por las rutas de tierra y en las galeras de bajo calado que navegaban por las costas mediterráneas, más confiados que nunca que las mercancías que transportaban encontrarían compradores. En las ferias de Flandes y del norte de Francia, el aceite de oliva, la fruta y el vino mediterráneos eran intercambiados por madera, cereales y arenque ahumado.
10-2 Con la expansión de la actividad comercial, se desarrolló lentamente la economía monetaria. Aunque el trueque como forma de intercambio siguió siendo importante, sobre todo entre los campesinos más lejanos de las ciudades y, por tanto, del mercado (siguió así durante varios siglos más según las zonas de Europa, especialmente en las zonas más montañosas), el dinero fue penetrando lenta pero sin interrupción por todo el continente.
10.3 La Alta Edad Media trajo un aumento significativo aumento de la disponibilidad de crédito para los gobernantes y los empresarios. Los banqueros de Venecia y otras ciudades italianas ya estaban bien establecidos en el siglo XIII. Algunos comerciantes ya no eran más itinerantes, sino empresarios sedentarios que al tener domicilio fijo, podían pedir créditos a los banqueros, a otros comerciantes o prestamistas. Cualquiera de ellos podía crear y firmar letras de cambio, que eran órdenes escritas por el prestamista para que un agente suyo le pague al prestatario el importe del préstamo, muy a menudo en otro país o en otra moneda. En todos los lugares, algunos mercaderes empezaron a trabajar a comisión y otros se especializaron en el transporte de productos. Empezaron a llevar registros de los beneficios y las pérdidas utilizando el sistema contable de partida doble. Todos estos cambios facilitaron la aparición de un auge comercial en Europa occidental en el siglo XVI, a pesar de que los estados y las aduanas entorpecían el desarrollo comercial.
10.4 El siglo XVI también trajo un aumento notable de las manufacturas básicas, que en algunas regiones se quintuplicaron. La extracción de hierro, cobre y plata se cuadruplicó, como por ejemplo en Europa central. Sin embargo, la producción a gran escala estaba limitada a la minería, los textiles, las armas y la construcción de barcos.
10.5 La producción de telas, bien fuera para los mercados lejanos como para los locales, dominaban la economía manufacturera. Las técnicas para la producción de seda llegaron a Europa procedentes de China vía los árabes. Primero llegaron a los Estados Italianos, después la producción se diseminó durante la segunda mitad del siglo XV cruzando los Alpes hasta llegar a las tierras alemanas, a Francia y España, países que ya no dependieron de la seda importada desde Persia y Asia.
10.6 La manufactura de la tela se desarrolló en Toscana (Italia), el norte de Francia y Flandes y los Países Bajos. La industria de la lana de Flandes, que había comenzado durante el período medieval, se expandió, centrada en la ciudad de Ypres, Gante y Brujas. Inglaterra, que continuaba exportando lana al continente, se convirtió en un importante productor de productos de lana en el siglo XIV. Amberes se convirtió en el primer centro del comercio internacional.
10.7 Los mercaderes urbanos y los artesanos se organizaron en gremios, que regulaban la producción y la distribución a través de la protección, al menos en principio, de los miembros del gremio y de los consumidores. La estructura de la producción estaba organizada jerárquicamente. Los aprendices aprendían el oficio hasta que se convertían en oficiales y, si todo iba bien, se convertían en maestros, ingresando al gremio que estaba reservado solo para ellos, empleando nuevos oficiales y enseñando a nuevos aprendices. Muchas telas, como tapices, terciopelos y bordados, eran acabadas por los artesanos del gremio correspondiente. A través de los gremios, los maestros conservaban la calidad de su trabajo en su rama particular (carpinteros, herreros, etc.) y, al mismo tiempo, la reputación de su ciudad. Durante los siglos XIV y XV, los oficiales tenían cada vez más difícil convertirse en maestros independientes artesanos. A principios del siglo XVI, algunos oficiales alemanes se negaron a trabajar para sus maestros que les pagaban menos de lo que ellos deseaban o de lo que estaban acostumbrados a recibir.
10.8 Algunos oficiales empezaron a trabajar fuera de los muros de la ciudad o en el campo para evitar los monopolios de los gremios y las especificaciones en la fijación de los salarios de los oficiales y el precio de los productos fabricados. Por otra parte, los comerciantes capitalistas que poseían materias primas, ponían a hilar y a tejer (a veces alquilaban telares) a los trabajadores del campo donde la mano de obra era más barata. La producción rural se expandió rápidamente en el norte de Italia, Países Bajos, el norte de Francia e Inglaterra entre 1450 y 1550. Cientos de miles de campesinos producían hilados de lana o de lino y los transformaron en telas en sus telares. Los trabajadores urbanos teñían, blanqueaban y encogían la ropa que los comerciantes vendían después. Esta “industria de las casas de campo” (también llamada “industria doméstica”) continuó siendo una parte importante del proceso de manufacturación hasta bien entrado el siglo XIX. Los telares de que se disponían entonces eran muy atrasados tecnológicamente, pero se aprovechaban los períodos de tiempo entre una cosecha y la siguiente siembra, y entre la siembra y la cosecha para que los granjeros aprovechasen los tiempos muertos pero cobrando unos salarios de miseria.

viernes, 2 de febrero de 2018

I - 9 La población crece

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



9.1 La población europea casi se dobló entre los años 1000 y 1300, desde los 40 millones hasta los 75 de habitantes. Pero a principios del siglo XIV la población empezó a declinar, probablemente debido a una enfermedad rampante. Entonces, en la mitad del siglo, la Peste Negra asoló Europa, matando entre un tercio y dos tercios de la población, según versiones y zonas. Diseminada por ratas portadoras de la pulga que, a su vez, portaban en su intestino una variante de la bacteria Yersinia Pestis, la Plaga ubónica llegó a Constantinopla en 1347 procedente de Asia. En 1351 ya había alcanzado casi toda Europa. Las víctimas sufrían muertes horribles, y morían algunas en pocos días, otras en una lenta agonía. Algunas poblaciones fueron abandonadas al tratar la gente de huir del camino del azote. Las autoridades locales y estatales trataron en vano, de evitar la llegada de los viajeros, temerosos de que llevaran la enfermedad con ellos.
9.2 Durante el siglo siguiente, los nacimientos y las muertes estaban equilibradas (con descenso de la población en las ciudades compensadas con aumento de la población en el campo). Hubo pues, una ruralización de la sociedad. Europa solo comenzó a aumentar su población durante la segunda mitad del siglo XV, debido a una calma en las epidemias y ausencia de guerras destructivas. Sin embargo, la población no alcanzó el nivel de 1300 hasta el 1550, cuando empezó a crecer rápidamente, especialmente en el norte de Europa (ver tabla n° 1).
9.3 Los europeos continuaron siendo vulnerables a la enfermedad y el desastre. La Peste Negra fue la peor de las epidemias, pero la gripe, el tifus, la malaria, la fiebre tifoidea y la viruela también se llevaron mucha gente por delante, especialmente los pobres, quienes siempre sufrían de una adecuada nutrición. Más aún, los europeos miraban al cielo, no solo para rezar sino también para buscar en el cielo síntomas de mal tiempo, incluidas tormentas y aguaceros que produjeran inundaciones. Las hambrunas todavía devastaban Europa, matando a los recién nacidos, a los niños y a los ancianos en gran número. “Nada nuevo aquí”, un romano escribió en la mitad del siglo XVI, “excepto que el pueblo está muriendo de hambre”.
9.4 La vida para mucha gente era corta. La esperanza de vida, una vez una persona había terminado la infancia y la adolescencia, era alrededor de 40 años. Las mujeres vivían más que los hombres, pero muchas de ellas morían durante el parto. Alrededor de un quinto de todos los recién nacidos morían antes de alcanzar el año de vida. De cada 100 niños nacidos, menos de la mitad alcanzaban los veinte y solo una quinta parte alcanzaba los 40. Cristo, que según la tradición murió a los 33, no se consideraba que muriera joven.
9.5 La balanza entre la vida y la muerte era precaria. En muchas ciudades, las muertes superaban a los nacimientos casi todos los años. Las familias prósperas tenían más hijos que las pobres (el patrón opuesto al de hoy). La exposición y el abandono de los niños recién nacidos eran muy común. Más aún, las parejas limitaban su descendencia a través de la abstinencia sexual. El hecho de que un miembro de la pareja con frecuencia muriera joven también limitaba el crecimiento de la población. Lo mismo hacía la celebración del matrimonio relativamente tarde. Muchos hombres ingleses se casaban entre 26 y 29, las mujeres entre 24 y 29 años de edad.
9.6 La elección de una pareja para el matrimonio era importante por motivos económicos (aunque en algunas partes de Europa occidental hasta un quinto de las mujeres no se casaba nunca). Las bodas, a menudo concertadas por los padres, jugaban un papel importante y, a menudo, determinante para los hijos. Para las familias de posibles, en especial los nobles, la promesa de una dote considerable era muy importante. A pesar de esto, algunos documentos sugieren que al final del siglo XVI, al menos en Inglaterra, los deseos de los novios eran difícil de ignorar. Para los pobres, el matrimonio a menudo ofrecía la oportunidad de mejorar. Una mujer joven que pudiera ofrecer una dote, aunque fuera modesta, o que tuviera una habilidad, era una esposa atractiva y con futuro, al igual que un hombre con un comercio.
9.7 Las esposas permanecían legalmente subordinadas a sus maridos, aunque en el hogar pobre su papel como administradoras de ingresos y como trabajadoras les daba un grado mínimo de igualdad. La infidelidad sexual, aunque común, se oponía a un sentimiento popular de justicia, que ponía de relieve la lealtad y la obligación mutua entre los cónyuges. Estos vínculos también podían poner en peligro el sistema de herencia y la protección de la propiedad familiar al llevar a la aparición de descendientes imprevistos, en una época en que las técnicas anticonceptivas eran rudimentarias y poco conocidas. Alrededor de una quinta parte de las novias inglesas estaban embarazadas en el momento de su boda, ya que las relaciones prematrimoniales eran muy comunes.
9.8 El parentesco y la solidaridad entre los habitantes de los pueblos definían las vidas de las gentes comunes; es decir, los padres y, en ocasiones, otros parientes vivían con la pareja. En otros lugares como Inglaterra, la familia nuclear (una pareja con sus hijos) era el tipo de familia más corriente. Cuando los hijos de las familias de rango más bajo empezaban a trabajar, generalmente a los 14 o 15 años, o antes para algunos aprendices, sus obligaciones para con sus padres no terminaban. Sin embargo, a menudo, los adolescentes abandonaban su casa en busca de trabajo, y en pocas ocasiones volvían con sus padres. En los malos tiempos, los pobres buscaban ayuda en la familia y en los vecinos, y si eran propietarios de tierra, también buscaban ayuda.

I - 8 El inicio de la Europa moderna

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



8.1 La Baja Edad Media trajo cambios económicos, sociales y políticos significativos que dieron forma a la Europa de principios de la Era Moderna. Después de la devastación de la Peste Negra del siglo XIV, la población de Europa en el siglo XV revivió lentamente y, posteriormente, sobrepasó el nivel máximo alcanzado en el siglo anterior. Se puso en cultivos cantidades cada vez mayores de tierras (mucha de ellas habían sido abandonadas por la peste), y también tierras ganadas a la naturaleza. Aun así, la balanza entre la vida y la muerte continuaba siendo precaria: el hambre, la guerra y la enfermedad todavía entorpecían el crecimiento de la población.
8.2 Sin embargo, el comercio y la manufactura se desarrollaron rápidamente, en especial en la región mediterránea (sobre todo en las ciudades-estado italianas) y en el noroeste de Europa. Los prósperos banqueros proporcionaban el capital monetario a los comerciantes y manufactureros, y también a los estados. Con estos movimientos de dinero se crearon mecanismos de transferencia de dinero y de préstamos. El comercio con Asia y Oriente Medio creció, pero especialmente con los árabes. Las ciudades crecieron en tamaño, y los comerciantes se volvieron cada vez prósperos, reflejando con ello la importancia del comercio y la manufactura de telas sobre el crecimiento urbano. Conforme se volvieron cada vez más ricos, algunas familias de mercaderes compraron tierra y títulos nobiliarios. Los comerciantes, al menos los más ricos, se convirtieron en figuras importantes en sus países. Muchos nobles se resintieron del nuevo estatus social de los recién llegados a la cumbre de la sociedad, reafirmando el viejo dicho: “El rey puede convertir a gente en noble, pero no en caballeros”. La creciente prosperidad de la élite comercial de muchas ciudades de Europa occidental reflejó su relativa independencia de los gobernantes territoriales. Una de las características de su estatus independiente fue la proliferación de los gremios y de otras organizaciones que reflejaban una economía más dinámica.
8.3 Sin embargo, algunos aspectos del moderno sistema estatal ya estaban presentes. Durante el período de 1350 a 1450, los gobernantes de Francia, España, Inglaterra, Escocia, Dinamarca, Noruega, Suecia y Hungría consolidaron y extendieron sobre su autoridad sobre sus territorios, erosionando el poder de los señores feudales y de las autoridades eclesiásticas. La Península Ibérica fue dividida entre Castilla y Aragón, que se unieron con la boda de la Reina Isabel de Castilla y el Rey Fernando de Aragón en 1469. Desde el siglo XV hasta la actualidad, la frontera entre España y Portugal quedó tan fuertemente delimitada que apenas han sufrido cambios. La disposición básica de los tres estados ya existía en aquel entonces. Y los estados importantes de Europa central y oriental (Hungría, Bohemia en la actual Chequia y Polonia-Lituania, una confederación creada en 1386 y que en el siglo XVI se extendía desde el Báltico hasta el Mar Negro), ya estaban razonablemente bien definidos. Incluso la confederación cantonal de Suiza ya había nacido. Sin embargo, las actuales naciones de Alemania e Italia estaban divididas en innumerables territorios independientes.

1 - 7 Religión y cultura populares

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



7.1 La religión jugó un enorme papel en la vida de los europeos durante la Edad Media. La Cristiandad conformó un sistema general de creencias y valores que definió la manera en la que la mayor parte del pueblo se veía a sí mismos y al mundo que les rodeaba. La Iglesia, su fe y el aprendizaje preservaron durante la llamada Edad Oscura una cierta unidad de Europa. Los clérigos alcanzaron gran prestigio y autoridad moral como distribuidores de los sacramentos (sobre todo la penitencia, el perdón divino de los pecados a través de los clérigos), sin los cuales los cristianos creían que no se podía conseguir la salvación. Cuando los predicadores pasaban por los pueblos y las aldeas, los creyentes hacían cola durante mucho tiempo para confesarse. Una de las rutas más transitadas de Europa fue el Camino de Santiago, por el que viajaban muchos europeos para llegar a Santiago de Compostela en el noroeste de España. La Iglesia bendecía el juramento de fidelidad (lealtad) realizado por los vasallos a los señores y gobernantes, y tenía un importante papel en los ritos de paso de un tipo de vida a otro (nacimiento, boda y muerte). La Italia renacentista redescubrió la dignidad de la humanidad, pero lo hizo dentro del contexto de las creencias cristianas.
7.2 La Cristiandad occidental se entrelazó con la civilización occidental, aunque en España y partes de Europa controladas por los turcos las herencias judía y musulmana permanecieron fuertes. Los judíos permanecieron marginados, aunque en general no vivían separados de los cristianos hasta el siglo XV, cuando se vieron obligados a hacerlo de este modo por las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas. En Roma los papas obligaron a los judíos a llevar signos distintivos; Venecia estableció el primer “gueto” judío en 1516. Muchos judíos, forzados a abandonar determinados oficios, vagaron de una parte a otra de Europa hasta encontrar una ciudad en la que pudieron vivir en paz. Los narradores, tanto aficionados como profesionales, mantuvieron las tradiciones populares de la cultura popular cuando mucha gente era analfabeta. Los narradores contaban sus historias durante las reuniones vespertinas, cuando los aldeanos, principalmente las mujeres, se reunían para coser y tejer y contar historias al calor del fuego. Muchas de estas historias y cuentos reflejaban el fatalismo de estas sociedades en las que mucha gente moría relativamente joven.
7.3 Las supersticiones eran muy abundantes. Mucha gente creía en la magia y en la presencia de fuerzas supernaturales en la tierra. Debido a estas creencias mágicas, los brujos, hechiceros y santos tenían poderes para intervenir (incluso interceder) entre la gente y la mala fortuna. Se creía que los antiguos sanadores y curanderos tenían poderes efectivos para sanar a los enfermos. La gente creía que frotando ciertas imágenes de santos y vírgenes le traería buena suerte. Cuando en ciertas partes de Francia la cosecha de uva para el vino era muy escasa, la gente del campo azotaba las imágenes de los santos por haberles fallado. En algunos lugares se pensaba que era una señal de buena suerte encontrarse con un lobo, un ciervo o un oso; que una cigüeña con su nido en el techo de una casa aseguraba a sus ocupantes salud y longevidad; que encontrarse con un monje vestido con una túnica blanca era un mal presagio, mientras que encontrarse con uno vestido de negro era un buen augurio; que un cuervo gritando sobre la casa de alguien enfermo significaba que la muerte de alguien estaba en camino, y que una urraca anunciaba buena suerte. En los Balcanes se creía que el ajo evitaba la mala suerte. Este tipo de creencias ayudaron a los campesinos a enfrentar un mundo en el que las sequías, las cosechas fallidas, los accidentes y las innumerables enfermedades fatales podían traer catástrofes personales y familiares. Mucha gente creía que la “gente astuta” y las brujas determinaban los hechos terrenales. Un “hombre astuto” podía descubrir la identidad de un ladrón colocando papeles con nombres dentro de pequeñas bolas de arcilla: el nombre del culpable sería el primero en desenredarse dentro un cubo de agua.
7.4 Las fiestas religiosas y los festivales y ferias se entremezclan en el calendario. Al principio de la Cuaresma, en algunos lugares de Europa occidental, los hombres jóvenes retozaban llevando antorchas de paja ardiendo por el pueblo para asegurar la fertilidad agrícola y sexual. Para mucha gente de principios de la era moderna el Carnaval era la fecha más importante del año. La gente comía y bebía como en ningún otro momento del año, tirándose harina, huevos y fruta los unos a los otros y jugando a juegos. Los carnavales ponían al mundo del revés, aunque solo brevemente. Los pobres elaboraban las fechorías de los ricos en pequeñas obras elaboradas. La gente común podía burlarse de los ricos en las farsas y desfiles elaboradamente escenificados, imitando el comporta-miento de los jueces, los nobles y los clérigos.

I - 6 La supervivencia

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



6.1 La agricultura permanece en la base de la economía europea en la cual la propiedad de la tierra fue el principal determinante del estatus. Los campesinos estaban constantemente involucrados en una lucha prolongada y, a menudo, perdida contra la naturaleza. Gran parte de la tierra era de mala calidad, incluyendo terrenos en zonas pantanosas, rocosos o en fuerte pendiente que no podían ser explotados. En la mayor parte de Europa, las parcelas pequeñas, el suelo pobre y agotado y las técnicas agrícolas tradicionales limitaban los rendimientos. Las pendientes empinadas tenían que ser limpiadas y aterrazadas a mano. Los campesinos araban con arados manuales. Las aldeas tenían tierras comunales, normalmente entregadas por los nobles terratenientes. Esto fue económicamente un derroche, pero durante siglos esta tierra en común ofrecida a los campesinos sin tierra fue un recurso necesario para la supervivencia. Y aún bajo la peor de las circunstancias, los campesinos tenían que ahorrar desde una octava a una quinta parte de sus cosechas como semilla para el año siguiente.
6.2 Los campesinos debían a sus señores más de lo que producían. También debían pagar una parte de sus escasos beneficios que lograban extraer de la tierra a sus señores en su virtud de condición social y de propiedad de la tierra. Los señores creyeron cada vez más que era más ventajoso alquilar sus terrenos y convertir sus servicios de mano de obra en dinero en efectivo, que gastaban en bienes, incluyendo lujos, disponibles en las ferias comerciales. Entre estos estaban la seda, el algodón y algunas especias que los comerciantes traían del Mediterráneo oriental. Los campesinos (como otros grupos sociales), también tenían que entregar el diezmo (el 10% de sus ingresos) a la Iglesia. Este diezmo había sido tradicionalmente pagado en especie, pero fue progresivamente monetizado durante el final de la Edad Media. En una economía fundamentalmente de subsistencia, este hecho dejó a los pobres rurales – esto es, la mayoría de las familias – con poco sobre lo que sostenerse.
6.3 Debido al aumento de la población, los señores en el siglo XIII se enfrentaron a la escasez de mano de obra y se vieron obligados a pactar unas condiciones más favorables con los campesinos. Muchos campesinos en Europa occidental consiguieron comprar su libertad transformando sus antiguas obligaciones en rentas monetarias pagadas a los señores. A pesar de lo anterior, los campesinos aún tenían que pagar obligaciones feudales y tarifas por el derecho a moler grano, fabricar cerveza o cocer pan, monopolios que los señores mantuvieron.
6.4 La servidumbre empezó a desaparecer en Francia y en el sur de Inglaterra en el siglo XII. Los reyes tenían sus motivos para animar este movimiento hacia el campesinado libre en Europa occidental porque a los campesinos libres se les podía imponer impuestos, mientras que los siervos, al estar atados a la tierra y ser legalmente dependientes de sus señores no podían pagar impuestos. En Europa occidental, el aumento del campesinado libre reflejaba la autoridad creciente de los reyes y un declive relativo de la de los nobles. En Occidente, la mayoría de las explotaciones campesinas estaban cada vez más protegidas por el derecho civil o por la costumbre.
6.5 En contraste con la aparición de un campesinado libre en Europa occidental, la mayoría de los campesinos de Europa central y oriental perdieron su libertad durante el siglo XVI (refeudalización) obligados a convertirse en siervos, mientras los terratenientes buscaban asegurarse una oferta de trabajo estable. Esto es una señal de que los nobles estaban construyendo una dominación territorial casi independiente de la de los reyes y otros gobernantes, como en el caso de Polonia.
6.6 Muchos pueblos estaban constantemente en movimiento en Europa. Los campesinos libres se movían hacia las fronteras en busca de tierras libres para poner en cultivo. Los vendedores ambulantes, los artesanos y los trabajadores agrícolas viajaban grandes distancias en busca de trabajo. Los pastores llevaban sus rebaños de ovejas de las llanuras donde pasaban el invierno a los pastos altos en primavera, para hacer el viaje de vuelta en el otoño (trashumancia). Cientos de miles de campesinos también emigraban temporalmente desde los Pirineos, los Alpes y otras zonas montañosas para buscar trabajos en las construcciones de las ciudades, o siguiendo las cosechas. Los caminos también estaban llenos de vagabundos y mendigos.
6.7 Muchas familias pobres sobrevivían comiendo pan y poca cosa más. Para los campesinos, la carne era algo que comían los señores y los burgueses, las frutas eran escasas y las verduras eran de mala calidad: pan de centeno, sopa, y quizá algo de alubias, guisantes o col eran los ingredientes principales de la dieta de los campesinos, dependiendo de la región. En el sur de Francia el pan era enriquecido con trocitos de castañas era el alimento de los pobres. Las tierras ribereñas del Mediterráneo producían, además de trigo, aceitunas y olivos. La cerveza estaba limitada al norte de Europa, en particular a los estados alemanes, Inglaterra y Escandinavia.
6.8 El crecimiento agrícola, que había estado estable hasta comienzos del siglo XIV, se ralentizó hasta mediados del siglo XV a raíz de la Peste Negra. Pero una vez que la población volvió a crecer, las parcelas que habían sido abandonadas volvieron a cultivarse de nuevo. En las regiones de tierras relativamente fértiles, el sistema de “rotación trienal” se volvió más común. Esto dejó alrededor de un tercio de las tierras en barbecho (sin plantar) en vez de la mitad del sistema bienal para reponer su fertilidad durante la estación de crecimiento (la mitad de la tierra sin cultivar). Este modo de producción agrícola necesitaba de propiedades relativamente considerables y, por lo tanto, no podía utilizarse en parcelas pequeñas. Pero en el largo plazo aumentó los rendimientos agrícolas. Sin embargo, esto no necesariamente ayudaba a la familia campesina, porque la mayor dependencia del señor podía obligarlos a prestar más atención al cultivo de la tierra en interés del noble, dejándole menos tiempo para completar la economía familiar mediante la caza, la pesca o el cuidado del ganado propio. Sin embargo, en general, las técnicas y herramientas agrícolas mejoraron durante el siglo XV, época en la se introdujeron innovaciones como el uso de molinos y herramientas agrícolas metálicas, aunque en algunos lugares no se adoptaron hasta mucho más tarde. Estos métodos fueron básicamente los mismos hasta más tarde.
6.9 Los campesinos libres contribuyeron al aumento de la producción agrícola. No todos los campesinos eran desesperadamente pobres. Muchos pudieron sobrevivir (y una minoría lo hizo bastante bien) cuando las hambrunas, las enfermedades y la guerra les dejaron la posibilidad de vender en los mercados más cercanos los productos que les sobraban después de retirar y guardar una parte para semilla, otra parte para sobrevivir hasta la próxima cosecha y una tercera parte para los nobles feudales y la Iglesia.
6.10 El crecimiento de la población europea durante el período medieval dependió de estos aumentos modestos en los rendimientos agrícolas. Algunos señores feudales se convirtieron en granjeros orientados al mercado en respuesta al aumento de la población. Este hecho en sí mismo aumentó la producción agrícola. En Inglaterra, Flandes, el norte de Francia y Sicilia (así como en el norte de África), los cereales se cultivaron intensamente para el mercado. El crecimiento urbano animó la producción agrícola para cobrar al contado en el mercado, enriqueciendo a los terratenientes, mercaderes y granjeros ricos cercanos a las ciudades. Apareció una agricultura próspera en el rico valle del río Po de Italia, en las llanuras de Valencia en España, y en el Beauce, entre el río Loira y París. Los propietarios de las tierras pusieron nuevas tierras bajo cultivo mediante la tala de bosques, el drenaje de pantanos y charcas y, donde fue posible con los medios anticuados que poseían, la irrigación de campos áridos.

I - 5 La Edad Media y el feudalismo

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



5.1 El feudalismo se desarrolló durante los siglos IX y X en respuesta al colapso de la autoridad de los gobernantes territoriales. Entre más o menos el año 980 y 1030, la ley y el orden se rompen en gran parte de Europa y la violencia se convierte en la norma. Este período inestable estuvo caracterizado por la guerra entre clanes y entre señores territoriales en la que participaban bandas de hombres armados. La estructura de poder (rey, señores, vasallos y campesinos) que surgió en los tiempos feudales fue una reacción contra la anarquía y la inestabilidad de los años anteriores. El feudalismo también debe verse en el contexto de una economía abrumadoramente agrícola donde los gobernantes y los señores conservan grandes propiedades.
5.2 A pesar del aumento del poder de los grandes señores, todavía había una gran diferencia entre un rey y un señor. Los reyes eran ungidos por la autoridad eclesiástica en un rito sagrado y, por lo tanto, reclamaban que gobernaban “por la Gracia de Dios” incluso cuando eran incapaces de imponerse a los señores. Los poderosos señores impusieron obligaciones de lealtad y servicio militar a los “vasallos”. Sus vasallos recibían, a cambio, protección y el uso de tierras (llamados feudos) de las cuales, al menos en principio, los señores retenían algunos derechos. Los herederos de los vasallos heredaban las mismas condiciones, aunque el vasallo tenía que pagar una cantidad de dinero al señor al heredar las tierras. Los vasallos estaban de acuerdo en luchar para su señor una cierta cantidad de días al año y pagar el rescate de sus señores si fuera capturado. Por su parte, los señores resolvían las disputas entre sus vasallos. Los vasallos se podían unir entre ellos para oponerse a un rey que hubiera incumplido sus obligaciones. Del mismo modo, un rey o un señor podía castigar a un vasallo que incumplir sus obligaciones para con su señor. Se realizaban elaboradas ceremonias con juramentos solemnes ante Dios y bendecidas por los eclesiásticos especificaban las obligaciones mutuas del señor y del vasallo. “Eres mío”, recordó un poderoso señor en Aquitania en lo que ahora es el sudoeste de Francia, a su vasallo, “y debes hacer mi voluntad”. Así pues, el feudalismo era un sistema en cual los más poderosos extraían ingresos y servicios de los menos poderosos, con el campesinado en lo más bajo de la escala social.
5.3 Finalmente el feudalismo disminuyó en los estados monárquicos a finales del siglo XIV con la aparición de estructuras estatales más fuertes, así como la reimposición de la autoridad de la Iglesia Católica Romana en gran parte de Europa. De este modo, las relaciones feudales se disolvieron a medida que el poder de los gobernantes de los estados aumentó y el de los nobles declinó. Además, el desarrollo de una economía monetaria (pagos en oro y plata o en monedas de oro o plata acuñadas por los gobernantes estatales) hizo que las relaciones feudales fueran cada vez más obsoletas. Un signo de los nuevos tiempos fue el cambio del pago del canon en especie (trabajo, una parte de la cosecha o en animales) al pago en dinero.
5.4 La Peste Negra de mediados del siglo XIV también ayudó a dar el tiro de gracia al feudalismo en la Europa occidental al matar entre un tercio y la mitad de la población europea. A medida que los salarios aumentaron debido a la escasez de mano de obra, los campesinos pudieron mejorar su situación legal. La plaga también mató a muchos señores. Cuando los señores trataron de reimponer se produjeron algunas rebeliones espectaculares. El resentimiento contra las tropas reales junto a la imposición de nuevos impuestos contribuyeron a las rebeliones en Flandes (1323 – 1328), el norte de Francia (la Jacquerie de 1358) y la Revuelta de los Campesinos en Inglaterra en 1381. También hubo disturbios entre los pobres urbanos al resistirse la gente a volver a cómo eran las cosas antes. Los estados aprovecharon el caos imponiendo nuevos impuestos, como el impuesto sobre el hogar. Al aumentar su autoridad, las monarquías de Europa occidental fueron poniendo fin gradualmente a la época feudal.

I - 4 La estructura de ls sociedad tardomedieval

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



4.1 La sociedad medieval estaba, a grosso modo, dividida en tres clases sociales: el clero, que oraban y cuidaban las almas; los nobles, que gobernaban y luchaban; y los campesinos que trabajaban la tierra. Los burgueses, los habitantes de las ciudades, cuya actividad empresarial hizo posible el dinamismo económico de la Europa medieval entre el 1000 y el 1350 estaban, a pesar de su importancia creciente, afuera de esta clasificación.
4.2 El clero tenía muchos papeles, sirviendo como sacerdotes, maestros, jueces, enfermeros, terratenientes y capellanes. Pero solo podrían ser juzgados en los tribunales eclesiásticos, y en la evolución del Estado moderno, su condición de grupo aparte sería cuestionada. El clero secular (esto es, los obispos que no pertenecían a una orden religiosa específica), servían a la población en su conjunto. Gran parte del clero secular era tan pobre como sus feligreses, pero en general los obispos procedían de familias nobles. El clero regular incluía cientos de miles de monjes y monjas viviendo en monasterios y conventos según estrictas reglas religiosas y separados del mundo exterior por sus votos (y en algunos sitios eran considerados muertos).
4.3 Los nobles poseían la mayor parte de la tierra, con su estatus e ingresos derivados de la misma, así como sus funciones militares. Los títulos nobles indican la superioridad del nacimiento, y las familias nobles normalmente se casaban entre sí. Se suponía que los nobles no trabajaban, sino que estaban listos para defender a su monarca, así como los intereses y el honor de sus familias.
4.4 Los campesinos, que constituían hasta el 85 por ciento de la población de Europa alrededor del 1500, vivían en aldeas o en pequeños asentamientos situados en las tierras de los nobles, dependientes de estos para su protección a cambio de mano de obra. Los campesinos no tenían estatus legal, con la excepción de aquellos (la mayoría de Europa occidental) que poseían tierras. En algunos lugares apenas eran considerados mejor que los animales por los señores que los oprimían y el clero que les decía que, debido a su suerte en la vida, debían sufrir en anticipación de las recompensas celestiales.
4.5 En los pueblos o dentro de las ciudades, las parroquias formaban el universo de la mayoría de los europeos. Las solidaridades locales tenían precedencia sobre las de los gobernantes, cuyo alcance efectivo en muchos lugares seguía siendo bastante limitado. Muchas aldeas eran prácticamente autogobernadas. Los consejos de aldea decidían que cultivos plantar en las tierras comunes y establecían la fecha en que comenzaban la labranza de la tierra. Tales consejos existían con el permiso de los nobles.
4.6 Al menos una quinta parte de la población europea vivía en la extrema pobreza. Para los trabajadores ordinarios, las tres cuartas partes de sus ingresos eran dedicados a la adquisición de comida. Las ciudades estaban llenas de gente pobre que luchaba para salir adelante. En Roma un Papa se quejaba de que “llenan la ciudad con sus gemidos y que claman, no solo en los lugares públicos y en las casas privadas, sino en las iglesias mismas, provocan alarmas o incidentes, vagan como bestias brutales sin otro objetivo que la búsqueda de alimentos”. Los pobres vagaban por donde sus brazos podían llevarlos, encontrando trabajo donde podían, a veces mendigando, a veces robando. Los actos de caridad, alentados por la Iglesia católica, que veía tales actos como esenciales para la salvación, ayudaron a muchos a sobrevivir. Pero mientras los pobres de las comunidades eran tolerados, y a veces recibían asistencia, tanto los habitantes de las ciudades como los aldeanos temían al pobre extraño, al de fuera, a los gitanos. Por ejemplo, el bandidaje se extendía por todas partes, por ejemplo, entre el territorio veneciano y el turco, entre los Estados Pontificios y el Reino de Nápoles y en los Pirineos. La historia de Robin Hood, el bandido inglés del siglo XIII que supuestamente robaba a los ricos para dar su botín a los pobres, tenía sus contrapartes continentales.

I - 3 Las distintas culturas europeas

CAPÍTULO 1

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA



3.1 Europa estuvo en el cruce de caminos entre civilizaciones y religiones. Después del colapso del Imperio Romano y el Gran Cisma de 1054, la cristiandad se dividió entre la Iglesia Católica Romana en el oeste y la Iglesia Ortodoxa en el este. El reclamo por el obispo de Roma – el Papa – de su autoridad sobre todos los cristianos del este (una enconada disputa doctrinal sobre la naturaleza de la Santísima Trinidad) condujo a la ruptura que culminó con la excomunión papal del Patriarca de Constantinopla. En 1500, la Iglesia Ortodoxa oriental mantenía la lealtad de la mayoría de la gente de Rusia y los Balcanes. Las dos Iglesias se encontraban en la Europa del este, con Polonia, Bohemia y Hungría mirando hacia el oeste.
3.2 El cristianismo, como una fuente de lealtad que pretendía ser un estado universal (con su propio idioma, el latín), presentaba un impedimento potencial a la autoridad estatal. También proporcionó una cultura común que engulló gran parte de Europa. Conforme tanto la Iglesia como las monarquías se volvieron más centralizadas, los conflictos entre la primera y las segundas se volvieron inevitables. La Iglesia misma había sido una autoridad religiosa centralizada desde el fin del Imperio Romano, lo que dejó al Papado independiente del gobierno secular. Desde la mitad del siglo XI, los Papas fueron elegidos por los cardenales, cada uno de los cuales había sido nombrado por el Papa anterior. Los obispos y los abades prometieron obediencia al papa a cambio de la tenencia de las tierras de la abadía y de los ingresos eclesiásticos.
3.3 En el Imperio Otomano, la soberanía religiosa y política descansaba en la misma persona, el sultán. Al contrario, los gobernantes de los estados territoriales de Europa habían logrado hacerse ampliamente autónomos. Aunque la Iglesia era rica y poderosa (poseía alrededor del 25 por cien de las tierras de Cataluña y de Castilla, y tal vez el 65 por ciento de las tierras del sur de Italia), los príncipes no estaban dispuestos a permitir que la Iglesia interfiera con su autoridad, a pesar de que los líderes eclesiásticos, en muchos casos, los habían coronado. Durante los siglos XIV y XV, los gobernantes se negaron a permitir los tribunales eclesiásticos en sus territorios. El Papa ordenó a sus obispos y otros clérigos ser leales a los gobernantes de los estados seculares.
3.4 Durante el período medieval, los cristianos occidentales intentaron reconquistar las tierras conquistadas previamente por los musulmanes, y especialmente buscaron recapturar Jerusalén. Las ocho “cruzadas” duraron desde 1095 a 1270. En 1204, creyendo que la religión ortodoxa oriental era una herejía, los cruzados conquistaron el Imperio Bizantino ortodoxo oriental, que se extendía desde la Italia oriental hasta el extremo oriental del Mar Negro. A mediados del siglo XIV, los turcos otomanos conquistaron dos tercios de Anatolia, Grecia y gran parte de la Península Balcánica. Para el 1400, el Islam se extendía desde el sur de España y el norte de África hasta el norte de la India y más allá de las islas del sudeste asiático. Durante el siglo XIV y principios del XV, el Imperio bizantino (que era griego en cultura y cristiano ortodoxo en religión), se redujo a una pequeña área que abarcaba el estrecho entre Asia y Europa, que incluía su capital, Constantinopla. Finalmente, los turcos otomanos capturaron Constantinopla después de un largo asedio en 1453, el acto final de la decadencia del Imperio Bizantino. Durante las siguientes cuatro décadas, los otomanos doblaron su imperio europeo, conquistando Serbia en 1459, Bosnia en 1463, Albania en 1479 y Herzegovina en 1483. La suma de Hungría su territorio extendió el Imperio Otomano hasta el río Danubio.
3.5 Los turcos otomanos poseían un gran ejército, gran parte reclutado de los recién convertidos al Islam, especialmente la infantería (los jenízaros) y una marina fuerte. Una diplomacia efectiva completaba su fuerza militar. Durante la primera mitad del siglo XVI, los otomanos también absorbieron Egipto, y se movieron en dirección a Irán, alcanzando Bagdad en lo que hoy es Iraq en 1534, y después el Golfo Pérsico. Éste fue el apogeo del Imperio Otomano, que hizo uso de las élites locales para aumentar los ingresos estatales. Durante los siguientes siglos, la Europa Católica Romana vería el Islam como una amenaza perpetua a su religión y cultura. Sin embargo, una considerable mayoría de la multitud de poblaciones dominadas por los turcos otomanos permanecieron cristianas y se les permitió continuar practicando su religión. A pesar de la existencia de una alta cultura musulmana común, los turcos otomanos islámicos aceptaron a los no musulmanes en su imperio, y estos últimos siempre representaron una proporción significativa de la población. Pero en sentido contrario, los estados cristianos siempre persiguieron y expulsaron a los musulmanes sistemáticamente. Durante siglos, los escritores occidentales se superaron los unos a los otros al describir a los turcos otomanos como “el azote de Dios”, bárbaros, despóticos y crueles. Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa rusa (que estaba muy influenciada por su herencia bizantina), la Iglesia Ortodoxa griega (también una Iglesia Ortodoxa oriental), la Iglesia Católica Romana y la religión islámica coexistieron extraordinariamente bien en los Balcanes bajo el dominio turco otomano. Los otomanos establecieron el sistema Millet, que permitía la autonomía de las minorías religiosas con líderes de comunidades religiosas nombrados por el sultán.
3.6 Gran parte de Europa se enfrentó a un enorme semicírculo de estados bajo control un control directo e indirecto turco. Las potencias occidentales, que ya habían iniciado las cruzadas cristianas contra los musulmanes, ahora se vieron obligadas a una serie de guerras defensivas contra el Islam, que para Occidente fue encarnado por el Imperio Otomano. Para ayudar en su defensa, los venecianos construyeron una serie de fortificaciones a lo largo de la costa adriática.

jueves, 1 de febrero de 2018

I - 2 Los pueblos de Europa

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA


2.1 Inglaterra y Francia emergieron como estados soberanos, permaneciendo como excepciones entre la fragmentación territorial que caracterizó a la Europa medieval. Los territorios pequeños también comenzaron a juntarse en unidades más grandes y los gobernantes extendieron y consolidaron su autoridad. La sociedad europea tomó la forma que había tenido durante siglos, con tres órdenes – la nobleza, los clérigos y los campesinos – permaneciendo en relaciones de obligación mutua entre ellos. Para la mayoría de los campesinos el bienestar material permaneció a un nivel de subsistencia pero en conjunto mejoró conforme el comercio a largas distancias comenzó a crecer en el siglo XI. Más aún, las manufacturas textiles a pequeña escala impulsaron el crecimiento de las ciudades, particularmente en Italia y el noroeste de Europa durante los siglos XII y XIII.
2.2 Con el final del Imperio Romano al final del siglo V, Europa experimentó un influjo de nuevos pueblos. Del este llegaron los magiares (húngaros), que se asentaron en Europa central, donde fueron convertidos al cristianismo. De Escandinavia llegaron los hombres del norte (los noruegos o vikingos), que alcanzaron Ucrania, y de los que la mayor parte se convirtieron en cristianos. Los árabes invadieron Europa en el siglo octavo, expandiendo por ello su influencia en el norte de África, así como en España. Los mongoles llegaron a lo que hoy es Rusia y Ucrania, saqueando Kiev en la década de 1230, antes de que su imperio colapsase en el siglo XV. El Principado de Moscovia (Moscú), que había sido uno de sus tributarios, aumentó gradualmente de tamaño alcanzando el sur de las Montañas Urales y el Mar Caspio y se convirtió en un estado dinástico. Esta multitud de influencias contribuyó tanto a la fragmentación política como cultural.
2.3 En el año 1500 Europa estaba formada por alrededor de 1.500 estados. Las instituciones económicas, políticas y judiciales eran abrumadoramente locales. Las ciudades y los territorios estaban sujetos a una confusa red de jurisdicciones superpuestas. Las ciudades-estado de Italia y las ciudades comerciales del norte de Europa se las arreglaron para preservar su independencia de los gobernantes territoriales. Las murallas de las ciudades que protegieron a los residentes contra los bandidos y las enfermedades (durante los tiempos de las plagas y las epidemias) permanecieron como símbolos de los privilegios urbanos. París, por ejemplo, fue dotado con enclaves de autoridad eclesiástica.
2.4 Una parte de la fragmentación de Europa fue debida a los tres sistemas de la ley: civil, canónico y las costumbres. Los conceptos legales, principios y procedimientos de la ley civil evolucionaron de la ley romana, que estaba basada en la interpretación racional de la ley escrita aplicada a los asuntos humanos. Las leyes civiles fueron decretadas y, por lo tanto, sancionadas por los gobernantes, cuya autoridad derivaba en parte de su derecho a hacer e imponer leyes. Entonces, el desarrollo de la ley civil fue una manera de desarrollar los estados mediante la estrecha asociación del poder de los gobernantes de los estados con la fuerza de la ley. La ley canónica, establecida por el Papa para la Iglesia occidental, codificó en latín los cánones de la Iglesia en los concilios por la autoridad de la Biblia y los Padres de la Iglesia. Al igual que pasó con la ley civil, la ley canónica colaboró en afirmar, al menos en principio, la autoridad de los gobernantes espirituales – los papas, los cardenales y los obispos – ligando muy de cerca la ley con la autoridad de los gobernantes en general, cuyos súbditos les deben lealtad personal.
2.5 En la Baja Edad Media, las lealtades cruzadas – la más común era estar sometidos por igual a las autoridades seculares y eclesiásticas – era a menudo la norma. Las personas sujetas a las distintas autoridades competentes usaron el sistema para explotar los conflictos jurisdiccionales para la consecución de sus propios fines. En ocasiones esto sirvió para reforzar las influencias de las autoridades múltiples. Por ello, la autoridad efectiva de los distintos tipos de gobernantes acabó siendo bastante distante.
2.6 La costumbre, o la ley común, fue una codificación de la costumbre establecida, implicando una referencia constante a las decisiones previas tomadas por otros jueces. Fue el modo de la ley más usual en todas las áreas donde no se usó la ley romana. En Europa occidental, la ley costumbrista desarrolló fuera de las costumbres del feudalismo (ver más abajo) un conjunto de relaciones recíprocas económicas, sociales y políticas que animaron las estructuras de poder descentralizadas.
2.7 En Inglaterra, donde la ley común unificó la ley de la costumbre para todo el país, las leyes fueron supervisadas por las cortes locales, lo que contribuyó a la descentralización de la autoridad real inglesa. A diferencia de la ley romana, que ayudó a crear la idea de que el gobernante era un soberano que promulgaba leyes que podían superar a la costumbre, en Inglaterra la costumbre ayudó a los grupos corporativos (como los gremios, que eran asociaciones de artesanos) o los individuos a imponer sus intereses y derechos mediante el establecimientos de precedentes que, al menos en principio, podían anular la intervención de los gobernantes en el proceso legal.
2.8 La fragmentación política de Europa fue acompañada de una fragmentación cultural reforzada por la existencia de los numerosos idiomas hablados. El latín, el idioma de la cultura, todavía se hablaba en las universidades. Además, las distancias y las dificultades en los viajes y en las comunicaciones también eran impresionantes. En ocasiones el correo tardaba meses en llegar. El tiempo más corto para viajar entre Madrid y Venecia fue de veintidós días, y el más largo, cuando el tiempo era malo, cuatro veces mayor.

I - 1 El legado medieval y los nuevos aires

EN REFORMA

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA


I.1.1 Jacobo Fugger (1455 – 1525) fue uno de los hijos de un tejedor que se estableció en una ciudad del sur de Alemania llamada Augsburgo. A la edad de 14 años, se asoció a sus hermanos como comerciante en especias, sedas y artículos de lana. Sobre todo comerció con el puerto de Venecia, en donde aprendió el sistema de contabilidad de partida doble o de doble entrada (registro de créditos y débitos), que por entonces era desconocido en Alemania. Jacobo Fugger amasó una gran fortuna y empezó a prestar cantidades de dinero considerables a varios gobernantes de Europa central. El apellido Fugger pronto comenzó a ser conocido “en todos los reinos y todas las regiones, incluso entre los paganos. Emperadores, reyes, príncipes y señores le mandaron emisarios. El Papa le adoptó como su querido hijo. Los cardenales se levantaban cuando aparecía”. Cuando le preguntaron si quería retirarse, Jacobo Fugger respondió que tenía la intención de seguir haciendo dinero hasta que cayera muerto. Este es, en definitiva, el espíritu del capitalismo, donde el dinero y las propiedades están por encima de cualquier otra consideración moral.
I.1.2 La historia familiar de los Fugger intersectó con el crecimiento económico y la construcción de las naciones en Europa central, así como la aparición del primer imperio colonial europeo fuera de Europa, el portugués. Los Fugger emergieron como la familia bancaria internacional más rica y más influyente que financiaron a los estados en guerra, respondiendo a la llamada de los mayores ofertantes. En 1519, los Fugger ayudaron a Carlos I de España a convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico bajo el nombre de Carlos V, proporcionándole fondos con los que los integrantes Habsburgos pudieran sobornar a los príncipes que eran electores para que le votaran. Los Fugger acumularon y transportaron el dinero que hizo posible la política exterior imperial. Prestando dinero a los ambiciosos gobernantes, así como a los papas y a los empresarios militares, la familia Fugger alcanzó el estatus principesco y facilitó la consolidación de los estados territoriales y la aparición de la economía dinámica no solo en la región del Mediterráneo, sino también en los estados alemanes y el noroeste de Europa ayudando a los mercaderes y a los manufactureros a encontrar créditos para sus empresas.
I.1.3 El crecimiento del comercio y las manufacturas cambió, en el fondo, la cara a Europa. La economía en expansión contribuyó a la sensación que muchos europeos tenían en 1500 de vivir en un período de renacimiento y revitalización. En Italia, el movimiento cultural que conocemos como Renacimiento todavía estaba floreciendo, y fue expandiéndose a lo largo de las rutas comerciales que cruzaban los Alpes y se internaban en el norte de Europa. El comercio de productos y la exploración daban como resultado un intercambio de ideas y una creciente interconexión entre los estados europeos.
I.1.4 Aunque las hambrunas, la enfermedad y la guerra (los cuatro jinetes del apocalipsis) todavía atrapaban a sus víctimas a lo largo y ancho de Europa, se dieron mejoras significativas en el nivel de vida. La población europea creció al final del siglo XV y continuó creciendo en el siglo XVI. La población de Europa alcanzó alrededor de los 70 millones en el año 1500 y alrededor de los 90 millones en 1600 (menos de un tercio del nivel de hoy). Estas ganancias contrarrestaron la horrorosa pérdida de un tercio de la población europea por la peste negra (la plaga bubónica) de mitad del siglo XIV. La expansión de la población reavivó el comercio europeo, particularmente en la región del Mediterráneo, en Inglaterra y en el noroeste de Europa, en donde los Fugger y otros mercaderes-banqueros financiaban la nueva industria y el comercio. Las ciudades crecieron y se multiplicaron, y sus mercaderes crecieron más prósperos, construyendo casas elegantes cerca de los mercados.
I.1.5 El ritmo del cambio fue acelerado por varios inventos que podrían ayudar a darle forma al surgimiento del mundo moderno. La pólvora, usada por primera vez en China y adoptada por los europeos en el siglo XIV sirvió para inventar las armas bélicas más mortíferas, eliminando gradualmente a los pesados caballeros armados. La invención de la imprenta por Juan Gutenberg en la mitad del siglo XIV engendró una revolución cultural que afectó antes de todo a la vida religiosa, poniendo la Biblia y otros textos religiosos al alcance de todos para ser leído, discutido y debatido. El compás, usado por primera por los navegadores chinos y mediterráneos en los siglos XI y XII para determinar la dirección, ahora sirve para guiar las exploraciones europeas por los océanos.
I.1.6 Los conquistadores y mercaderes españoles y portugueses, buscando riquezas en el Nuevo Mundo, establecieron los primeros imperios transoceánicos. La población creció. El crecimiento del comercio y las manufacturas facilitó el intercambio de ideas y el aumento del nivel de vida y el uso de la pólvora y del compás, el desarrollo de la imprenta, todo ello estimuló y facilitó el establecimiento de colonias por los poderes europeos por todos los océanos.

II - 3b Situación interna de Portugal antes descubrimientos

CAPÍTULO II LA ERA DE LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS II.3b.1  La historia de los descubrimientos portugueses comenzó bien tierr...