domingo, 4 de febrero de 2018

I - 10 Expansión de la economía tardomedieval

CAPÍTULO I

LA HERENCIA MEDIEVAL Y EL PASO A LA SOCIEDAD MODERNA




10.1 Una de las marcas distintivas de la sociedad tardomedieval fue la clara expansión del comercio y de la manufactura que empezó en el siglo XI. Durante los siglos XII y XIII, los comerciantes aumentaron la cantidad de productos transportados por las rutas de tierra y en las galeras de bajo calado que navegaban por las costas mediterráneas, más confiados que nunca que las mercancías que transportaban encontrarían compradores. En las ferias de Flandes y del norte de Francia, el aceite de oliva, la fruta y el vino mediterráneos eran intercambiados por madera, cereales y arenque ahumado.
10-2 Con la expansión de la actividad comercial, se desarrolló lentamente la economía monetaria. Aunque el trueque como forma de intercambio siguió siendo importante, sobre todo entre los campesinos más lejanos de las ciudades y, por tanto, del mercado (siguió así durante varios siglos más según las zonas de Europa, especialmente en las zonas más montañosas), el dinero fue penetrando lenta pero sin interrupción por todo el continente.
10.3 La Alta Edad Media trajo un aumento significativo aumento de la disponibilidad de crédito para los gobernantes y los empresarios. Los banqueros de Venecia y otras ciudades italianas ya estaban bien establecidos en el siglo XIII. Algunos comerciantes ya no eran más itinerantes, sino empresarios sedentarios que al tener domicilio fijo, podían pedir créditos a los banqueros, a otros comerciantes o prestamistas. Cualquiera de ellos podía crear y firmar letras de cambio, que eran órdenes escritas por el prestamista para que un agente suyo le pague al prestatario el importe del préstamo, muy a menudo en otro país o en otra moneda. En todos los lugares, algunos mercaderes empezaron a trabajar a comisión y otros se especializaron en el transporte de productos. Empezaron a llevar registros de los beneficios y las pérdidas utilizando el sistema contable de partida doble. Todos estos cambios facilitaron la aparición de un auge comercial en Europa occidental en el siglo XVI, a pesar de que los estados y las aduanas entorpecían el desarrollo comercial.
10.4 El siglo XVI también trajo un aumento notable de las manufacturas básicas, que en algunas regiones se quintuplicaron. La extracción de hierro, cobre y plata se cuadruplicó, como por ejemplo en Europa central. Sin embargo, la producción a gran escala estaba limitada a la minería, los textiles, las armas y la construcción de barcos.
10.5 La producción de telas, bien fuera para los mercados lejanos como para los locales, dominaban la economía manufacturera. Las técnicas para la producción de seda llegaron a Europa procedentes de China vía los árabes. Primero llegaron a los Estados Italianos, después la producción se diseminó durante la segunda mitad del siglo XV cruzando los Alpes hasta llegar a las tierras alemanas, a Francia y España, países que ya no dependieron de la seda importada desde Persia y Asia.
10.6 La manufactura de la tela se desarrolló en Toscana (Italia), el norte de Francia y Flandes y los Países Bajos. La industria de la lana de Flandes, que había comenzado durante el período medieval, se expandió, centrada en la ciudad de Ypres, Gante y Brujas. Inglaterra, que continuaba exportando lana al continente, se convirtió en un importante productor de productos de lana en el siglo XIV. Amberes se convirtió en el primer centro del comercio internacional.
10.7 Los mercaderes urbanos y los artesanos se organizaron en gremios, que regulaban la producción y la distribución a través de la protección, al menos en principio, de los miembros del gremio y de los consumidores. La estructura de la producción estaba organizada jerárquicamente. Los aprendices aprendían el oficio hasta que se convertían en oficiales y, si todo iba bien, se convertían en maestros, ingresando al gremio que estaba reservado solo para ellos, empleando nuevos oficiales y enseñando a nuevos aprendices. Muchas telas, como tapices, terciopelos y bordados, eran acabadas por los artesanos del gremio correspondiente. A través de los gremios, los maestros conservaban la calidad de su trabajo en su rama particular (carpinteros, herreros, etc.) y, al mismo tiempo, la reputación de su ciudad. Durante los siglos XIV y XV, los oficiales tenían cada vez más difícil convertirse en maestros independientes artesanos. A principios del siglo XVI, algunos oficiales alemanes se negaron a trabajar para sus maestros que les pagaban menos de lo que ellos deseaban o de lo que estaban acostumbrados a recibir.
10.8 Algunos oficiales empezaron a trabajar fuera de los muros de la ciudad o en el campo para evitar los monopolios de los gremios y las especificaciones en la fijación de los salarios de los oficiales y el precio de los productos fabricados. Por otra parte, los comerciantes capitalistas que poseían materias primas, ponían a hilar y a tejer (a veces alquilaban telares) a los trabajadores del campo donde la mano de obra era más barata. La producción rural se expandió rápidamente en el norte de Italia, Países Bajos, el norte de Francia e Inglaterra entre 1450 y 1550. Cientos de miles de campesinos producían hilados de lana o de lino y los transformaron en telas en sus telares. Los trabajadores urbanos teñían, blanqueaban y encogían la ropa que los comerciantes vendían después. Esta “industria de las casas de campo” (también llamada “industria doméstica”) continuó siendo una parte importante del proceso de manufacturación hasta bien entrado el siglo XIX. Los telares de que se disponían entonces eran muy atrasados tecnológicamente, pero se aprovechaban los períodos de tiempo entre una cosecha y la siguiente siembra, y entre la siembra y la cosecha para que los granjeros aprovechasen los tiempos muertos pero cobrando unos salarios de miseria.

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